Comentario
Por el momento no tenemos pruebas indiscutibles de la presencia humana en el continente europeo antes del millón de años. Las referencias de muchos autores a restos industriales en yacimientos como Chillac III, Les Etouaries, Seneze I, Seinzelles o Venta Micena, situados entre los 2,6 y 1,2 millones de años, no presentan instrumentos líticos u óseos con huellas evidentes de actividad humana o las correlaciones entre los materiales y las dataciones no siempre son fiables. Es en el periodo cercano al millón de años cuando se datan los yacimientos más antiguos e indudables. Entre ellos, sobresalen Vallonet en el sureste de Francia, Ca'Belvedere en Italia, Sandalja I en Pula (Trieste) o Kärlich A en Renania central (Alemania).
Hasta el fin del Pleistoceno Inferior, es decir, hasta los 750.000 años, los hallazgos continúan proporcionando industrias en las altas terrazas del Rosellón y del Somme en Francia, en el Lacio y el Véneto italiano, así como en Europa central (Becov II, en Bohemia, y Cerveny Kopec, en Moravia). En todos ellos aparece una industria basada en cantos trabajados uni o bifacialmente, así como lascas retocadas procedentes de núcleos globulares o discoidales, evidenciando las primeras muestras de una talla centrípeta. Esta técnica contrasta con las evidencias conocidas en Africa, donde la fabricación de bifaces es una técnica común desde hace 1,5 millones de años, mientras que en Europa sólo encontramos bifaces a partir del Pleistoceno Medio. Estos primeros bifaces presentan formas toscas, que los iniciales investigadores denominaron Abevillense, de bordes sinuosos. Cronológicamente se sitúa su aparición en los inicios del Pleistoceno Medio, con yacimientos como el epónimo Abeville. Sin embargo, la tradición de cantos trabajados perdurará, con variantes, hasta el final del Pleistoceno Medio.
A inicios del Pleistoceno Medio, durante el estadio isotópico 19, la presencia humana se extiende ya por toda la Europa templada con yacimientos como Soleilhac en Francia, Karlich B y Mauer en Alemania, Strànska Skàla y Prezletice en Checoslovaquia o Iserna la Pineta en Italia, donde se descubrió un área de descuartizado de animales. La industria presenta los típicos cantos trabajados y la técnica de talla centrípeta, así como las primeras evidencias de técnica Levallois. Durante el Pleistoceno Medio, esta tradición evoluciona de forma que a finales del mismo, desde el estadio isotónico 9, se puede ya hablar de un Paleolítico Medio, con industrias como el Taubachiense o el Tayaciense.
Entre los materiales correspondientes a los inicios del Pleistoceno Medio se sitúa el yacimiento de Verteszöllös. En él se descubrieron restos de hogares, así como abundantes restos de animales, destacando los osos, junto a una industria de pequeño tamaño sobre cuarzo. Otro yacimiento incluible en este momento es el de Bilzingsleben. Éste se encontraba situado en el borde de una corriente de agua que desemboca en un lago. En ella, los grupos humanos construyeron dos cabañas ovales de 3-4 metros de diámetro. Al Sureste se sitúan varios hogares utilizados también como zona de talla. Delante se extiende una zona de actividad particular donde han sido trabajados los útiles de piedra, hueso, marfil y asta. En su centro se encontró una zona de 18 metros cuadrados limpia y pavimentada con una hilera continua de piedras, orientada hacia el Oeste. Otra zona de actividad se situaba sobre el borde del lago donde una acumulación de fragmentos de hueso de poco valor alimenticio podría ser interpretada como un basurero.